jueves, 22 de noviembre de 2007

ADIOS

De todos es conocida la reciente desaparición del Director General de Cooperación para el Desarrollo del Gobierno de Cantabria, José Félix García Calleja.
Queremos dar fé desde este blog de nuestro sincero pesar, y nuestra profunda emoción por su pérdida. Emoción compartida con los cientos de personas que se congregaron en su última despedida, visiblemente impactadas por la crudeza de una noticia tan repentina e inesperada.

Esta circunstancia tan terrible, esta experiencia cercana con la muerte, nos hace concentranos en nuestro dolor, nos provoca mandar un mensaje de cariño, cercanía y solidaridad a su familia, y nos hace necesariamente reflexionar a fondo sobre nuestra terrible fragilidad como seres humanos y sobre el sentido y volubilidad de nuestras acciones.

Estmos seguro de que casi la totalidad de los presentes en su funeral pudimos percibir sensaciones similares. Todos estos sentimientos y sensaciones son tan íntimos y a la vez tan compartidos y comunes, que produjeron un potente efecto en todos nosotros. Se produjo, a nuestro entender, una verdadera comunión, una especial sintonía espiritual a pesar de la enorme diversidad de las personas presentes.

Esto es lo verdaderamente esencial en el acto de despedida de José Félix García Calleja.

Lo otro, la profusión de voluminosas esquelas, aparatosas coronas, coches fúnebres y demás fastos (la mayoría promovidos por instituciones varias y pagado con dinero público) responden a otros condicionantes que él, estamos seguros, hubiera preferido evitar.

Quizás y como homenaje póstumo, se nos ocurre que hubiera sido más coherente y ajustado a su perfil humano y profesional, dedicar las astronómicas cifras que se embolsan funerarias, periódicos y demás agentes especializados en ritos fúnebres, a otros fines más acordes a los objetivos que enmarcaron su vida. Eso, seguro, le hubiera llenado de orgullo.

Es solo una idea, una reflexión expresada sin ánimo de escarnecer, ni ofender a nadie. Entendemos los usos sociales que imponen las tradiciones y respetamos otras sensibilidades que, es evidente, entienden las cosas de forma distinta.
Pero... nosotros, así lo vemos.