jueves, 13 de diciembre de 2007

DEFINITIVAMENTE

Definitivamente Mrs. Martín ha entrado usted en el club de los que no saben hacer la o con un canuto. Es duro para nosotros manifestarnos de este modo. Imagínese la decepción que hemos sufrido para hablar de este forma tan poco respetuosa. Habíamos depositado enormes espectativas en su flamante Concejalía de Salud, Inmigración y Cooperación al Desarrollo y todo son disgustos...
* Reduce la partida de cooperación para el desarrollo.
* Reduce la partida para las asociaciones de crácter social.
* Va a modificar la estructura de su oficina de Cooperación y voluntariado sin contar con la opinión o consejo de las asociaciones del sector y teniéndose éstas que enterar por terceros.
* Nadie conoce su programa de gobierno o plan de trabajo (ni sus propios técnicos), y nos comentan sus fieles colaboradores que se sienten descolocados, y que esperan cada minuto con pavor su ocurrencia de turno.
¿De verdad cree que esa es la forma de trabajo de una profesional? ¿O es usted solo aficionada?
¿Cuanto cuestan al ciudadano sus villancicos interculturales, ferias interculturales a modo de parques temáticos, etc. etc. etc? ¿No dice que no hay dinero? Pregunte en el Consistorio cuánto ha costado y va a seguir costando el embaldosamiento del Parque de las Llamas. Es solo cuestión de prioridades. Mientras, en las casas del exiguo casco histórico que les queda a los santanderinos, y que se nos caen de puro abandono especulativo, viven numerosos inmigrantes. Ésa a nuestro juicio debiera ser parte de su lucha.
Ha entrado usted como un elefante en una cacharrería, y lo peor de todo es que se esta poniendo en evidencia. Cada día es más patente que sabe poco o nada de Cooperación para el Desarrollo e inmigración (de salud suponemos que algo sabrá), como parece demostrar la absoluta falta de iniciativas de que hace gala, más allá del continuo impulso a la recaudación caritativa (sin soltar un euro), a las actividades de información (que ejecutan otros y por lo tanto sin soltar un euro) y a las ya citadas efemérides que a nuestro juicio son sumamente caducas, más propias de épocas afortunadamente ya superadas. Mientras, como ya hemos comentado, el grueso de la partida se la gasta en villancicos interculturales, o engendros similares que dan mucho juego...
Esta claro, parece querernos demostrar que con su colaboración se pueden hacer grandes cosas sin poner un céntimo, como si por el mero hecho de ser rozada levemente con la angelical luz de su áura, se fertilizara cualquier iniciativa, por cutre que sea.
Pero desgraciadamente no tenemos a Gandhi ni a la Madre Teresa de Calcuta por concejal, y nos sería más práctico que se concentrara en construir un verdadero plan de trabajo, al poder ser consensuado (si no es mucho pedir) con el tejido asociativo al que representa, se bajase de la soberbia de creer que lo sabe todo cuando en realidad acaba de llegar y no sabe nada, escuchara más a sus propios técnicos municipales,y renunciara a este desfile incoherente de vanalidades con que nos está bombardeando de forma sistemática.

GUAICAIPURO CUAUTEMOC COBRA LA DEUDA A EUROPA

Por una vez y sin que sirva de precedente... y aunque para algunos de los escasísimos lectores que presumimos siguen esta bitácora no suponga novedad alguna, publicamos un escrito de Luis Britto García, que nos parece interesante, tanto por su afinada prosa, como por la visión sobre la deuda externa que esta especie de cuento histórico, nos permite atisvar.


GUAICAIPURO CUAUTEMOC COBRA LA DEUDA A EUROPA

Aquí pues yo, Guaicaipuro Cuautémoc, he venido a encontrar a los que celebran el Encuentro. Aquí pues yo, descendiente de quienes poblaron América hace cuarenta mil años, he venido a encontrar a los que se la encontraron hace quinientos. Aquí pues nos encontramos todos: sabemos lo que somos, y es bastante. Nunca tendremos otra cosa.
El hermano aduanero europeo me pide papel escrito con visa para poder descubrir a los que me Descubrieron. El hermano usurero europeo me pide pago de una Deuda contraída por Judas a quienes nunca autoricé a venderme. El hermano leguleyo europeo me explica que toda Deuda se paga con intereses, aunque sea vendiendo seres humanos y países enteros sin pedirles consentimiento. Ya los voy descubriendo.
También yo puedo reclamar pago. También puedo reclamar intereses. Consta en el Archivo de Indias, papel sobre papel, recibo sobre recibo, firma sobre firma, que sólo entre el año de 1503 y el de 1660 llegaron a Sanlúcar de Barrameda 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata provenientes de América. ¿Saqueo? No lo creyera yo, porque es pensar que los hermanos cristianos faltan a su séptimo mandamiento. ¿Expoliación? Guárdeme Tonantzin de figurarme que los europeos, igual que Caín, matan y después niegan la sangre del hermano. ¿Genocidio? Eso sería dar crédito a calumniadores como Bartolomé de las Casas, que califican al Encuentro de Destruición de las Indias, o a ultrosos como el doctor Arturo Uslar Pietri, quienes afirman que el arranque del capitalismo y de la actual civilización europea se debió a esa inundación de metales preciosos.
No: esos 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata deben ser considerados como el primero de varios préstamos amigables de América para el desarrollo de Europa. Lo contrario sería presuponer crímenes de guerra, lo cual daría derecho, no sólo a exigir devolución inmediata, sino a indemnización por daños y perjuicios. Yo, Guaicaipuro Cuautémoc, prefiero creer en la menos ofensiva de las hipótesis. Tan fabulosas exportaciones de capital no fueron más que el inicio de un Plan Marshalltzuma para garantizar la reconstrucción de la bárbara Europa, arruinada por sus deplorables guerras contra los musulmanes, cultores del álgebra, la poligamia, el baño cotidiano y otros logros superiores de la civilización.
Por ello, al acercarnos al Quinto Centenario del Empréstito, podemos preguntarnos: ¿han hecho los hermanos europeos un uso racional, responsable, o por lo menos productivo de los recursos tan generosamente adelantados por nuestro Fondo Indoamericano Internacional?
Deploramos decir que no. En lo estratégico, los dilapidaron en batallas de Lepanto, Armadas Invencibles, Terceros Reichs y otras formas de exterminio mutuo, sin más resultado que acabar ocupados por las tropas gringas de la OTAN, como Panamá (pero sin canal). En lo financiero, han sido incapaces -después de una moratoria de 500 años- tanto de cancelar capital o intereses, como de independizarse de las rentas líquidas, las materias primas y la energía barata que les exporta el Tercer Mundo.
Este deplorable cuadro corrobora la afirmación de Milton Friedman según la cual una economía subsidiada jamás podrá funcionar. Y nos obliga a reclamarles -por su propio bien- el pago del capital e intereses que tan generosamente hemos demorado todos estos siglos. Al decir esto, aclaramos que no nos rebajaremos a cobrarles a los hermanos europeos las viles y sanguinarias tasas flotantes de interés de un 20% y hasta un 30% que ellos le cobran a los pueblos del Tercer Mundo. Nos limitaremos a exigir la devolución de los metales preciosos adelantados, más el módico interés fijo de un 10% anual acumulado durante los últimos trescientos años.
Sobre esta base, y aplicando la europea fórmula del interés compuesto, informamos a los Descubridores que sólo nos deben, como primer pago de su Deuda, una masa de 185 mil kilos de oro y otra de dieciséis millones de kilos de plata, ambas elevadas a la potencia de trescientos. Es decir: un número para cuya expresión total serían necesarias más de trescientas cifras, y que supera ampliamente el peso de la tierra. Muy pesadas son estas moles de oro y de plata. ¿Cuánto pesarían, calculadas en sangre?
¿Cuánto pesa la sangre de ochenta millones de víctimas? ¿Cuánto pesa el olvido de diez millares de culturas? ¿Cuánto pesa el silencio de veinte millares de lenguas?
Aducir que Europa en medio milenio no ha podido generar riquezas suficientes para cancelar este módico interés, sería tanto como admitir su absoluto fracaso financiero y/o la demencial irracionalidad de los supuestos del capitalismo. Tales cuestiones metafísicas, desde luego, no nos inquietan a los indoamericanos. Pero sí exigimos la inmediata firma de una Carta de Intención que discipline a los pueblos deudores del Viejo Continente, y los obligue a cumplirnos sus compromisos mediante una pronta Privatización o Reconversión de Europa, que les permita entregárnosla entera como primer pago de su Deuda histórica.
Dicen los pesimistas del Viejo Mundo que su civilización está en una bancarrota que le impide cumplir sus compromisos financieros o morales. En tal caso, nos contentaríamos con que nos pagaran entregándonos la bala con la que mataron al poeta.
Pero no podrán: porque esa bala, es el corazón de Europa.