martes, 2 de octubre de 2012

Peor de lo que nos temíamos

 



Según una nota de prensa de la Coordinadora Cántabra de ONGD, difundida por por una agencia de noticias, e ignorada de forma escandalosa por los medios de comunicación de Cantabria, ya conocemos públicamente lo que era un secreto a voces: en 2012 ni un céntimo para convocatorias públicas de proyectos de cooperación para el desarrollo. Pero, tampoco para acción humanitaria, ni para educación para el desarrollo, ni para sensibilización, ni para nada de nada.

Y, en 2013, tampoco.

Da auténtica vergúenza ajena tener políticos de semejante catadura moral.

Produce tristeza observar una capacidad de reacción tan lenta y tibia  de las organizaciones del sector, incapaces de tomar la delantera en ninguna circunstancia. Su falta falta de determinación ante un hecho cantado desde hace meses, las convierte en inoperantes, en simples monigotes a merced de la voluntad del político/a que toque en suerte, o del aspirente a liderillo político de segunda división, infiltrado dentro de sus filas.

El hecho objetivo de que en otras comunidades autónomas en peores condiciones que Cantabria, se hayan mantenido los compromisos, demuestra que, en definitiva, la decisión en uno u otro sentido tiene su origen en la voluntad política y en la sensibilidad social del gobierno de turno, además de en la capacidad de presión y la autonomía del tejido asociativo.

Pero el caso de Cantabria, resalta por el increible grado de soberbia de sus actuales responsables políticos. Sabedores de la escasa capacidad de incidencia de las organizaciones del sector,  practican de forma sitemática, el desprecio y el ninguneo, sobre aquellas organizaciones que no se pliegan a sus políticas de tierra quemada. Bajo la apariencia de un pseudo diálogo, continuamente cierran sus oidos a los argumentos de la sociedad civil, la cual cuenta con infinita más experiencia y sentido común que los responsables políticos y, muchísima más, que el grupo de trepas universitarios plagados de prejuicios que los asesora y respalda.

La reunión en que se transmitió tan luctuosa noticia, que de facto supone una ruptura entre la actual Directora General Marta Guijarro y las organizaciones de cooperación para el desarrollo, con toda seguridad fue patética. Un auténtico esperpento y un perfecto diálogo de sordos.

Nos imaginamos la la escena. (¿O nos la habrá descrito uno de los presentes?):

Pe, pe, peeeero señora Directora General... ¿Usted se da cuenta de lo que significa esta decisión para miles de vidas de personas inocentes... el sufrimiento, la desesperanza, el trabajo de años tirado por tierra que entraña su decisión?

¡¡Que no, coño!!  ¡¡Que no hay dinero para cooperación!! ?Es que no entendéis que no hay dinero?bramaba la tensa Directora General  mientras iba perdiendo los papeles, ante los atónitos ojos de los miembros de las ONG's, que no daban crédito a semejante escena.
En paralelo, al unísono, su séquito de funcionarios de confianza, apollaba tácitamente tan dramática decisión esbozando una leve sonrisa, preñada de complicidad y de burla.
"Es que no entienden... son muy cansinos. Ya lo han oido. Tendrán que dedicarse a otra cosa" se oyó murmurar a uno de sus más fieles colaboradores.

Finalmente y con la sensación de haberse quitado un gran peso de encima, la responsable política, abandonó sin más la sala, pisando fuerte, seguida de su corte que, curiosamente, cuidaba de forma obsesiva y evidente de no producir el más mínimo ruido con sus pisadas.

Para pisar fuerte ya estaba ella.

"Tan católica, tan amable y educada que parecia  y mírala hecha un basilisco" se oyó comentar a alguno de los presentes, ya en la calle, una vez concluida la reunión.


Y así se firmó la sentencia de muerte para la cooperación al desarrollo de Cantabria... Si nadie lo remedia.

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